miércoles, 30 de junio de 2010

Parte de ciencia, parte de fe




Armariz, 2010

Parte de ciencia y parte de fe, el átomo clavado en la cruz y los fieles devorando sus teoremas. Todo formando parte de ese empeño tan legítimo como caprichoso que tiene el hombre por permanecer, permanecer como el objeto parece permanecer; la casa que cumple cien años en pie, y presencia con el mismo semblante sus muertos, sus vivos, sus estantes llenos de cosas inútiles… nunca permanece, es un sujeto pasivo, un complemento directo de cierta historia. Fluctúa en tal caso, necesita de esa reinvención perenne por parte de un alguien. Nadie ha visto algo permanecer o perpetuarse, nadie ha notado como algo es capaz de persistir y mucho menos una casa. Todo está permanentemente sometido a un desgaste, a una fuerza cinética que entumece.